Hay algo que deberías saber sobre mí…

1.-No tengo una letra bonita, más bien es horrible y en formato cursiva hacia la derecha.

2.-No hablo bien francés, me gustaría saber más idiomas y hacer algo más que chapurrear el inglés.

3.- No se me dan bien los números.

4.- No soy capaz de hacer más de dos cosas a la vez.

5.- Suelo olvidar los cumpleaños y las fechas de guardar.

6.- Nunca estoy cuando pasa algo interesante ni cuando me echas de menos.

7.- No leo todos los días el periódico.

8.- No sé recitar poesía de memoria.

9.- Se me da mal la jardinería y no me interesa la botánica, no sé el nombre de la mayoría de las flores que me rodean ni tampoco de las calles que últimamente pisó.

10.- Discuto con los que me quieren pero intento hacer amigos nuevos cada día.

11.- Solía enamorarme los sábados y echar partida de rabino (juego de cartas típico de mi querido pueblo) los domingos.

12.- Fumo Marlboro como una carretera, no me sacia el tabaco de liar ni los sucedáneos  lights.

13.- Sonrió a cualquiera que me dé los buenos días al entrar en un bar.

14.- Me acuesto tarde y llego a casa más de una vez con dos copas de más.

15.- Siempre me quedo la última en las fiestas para no perderme la novedades nocturnas de la apasionante vida de mis amigas, las telenovelas no le hacen honor a las realidades con las que me topo.

16.- Esas noches ronco débilmente (o simplemente ronco de forma molesta).

17.- No sé hablar de economía ni de astros, sólo me importa lo que me cuentan. No investigo más allá. Aunque me gusta contar estrellas tumbada en las eras de mi pueblo en las noches de verano.

18.- Me encantan las tardes de manta y peli y las noches en las que llega la madrugada sin que nos demos cuenta.

19.- Me gustan los animales, sobre todo los perros gorditos, cuando tenga tiempo para poder dedicarlo, me he prometido a mí misma que tendré un perro de esos que tienen un tamaño intermedio ni muy grandes ni muy canijos.

20.- Tengo un tatuaje y un piercing y, si no fuera porque trabajo de cara al público, llevaría medio cuerpo tatuado.

21.- A veces me enfado por tonterías y normalmente, si no tengo la razón me la invento, soy muy cabezona y hablo por encima de mis posibilidades, no me callo ni debajo del agua.

22.- Me gusta tentar a la suerte, pero no tanto como para poner en riesgo mi vida, me considero una persona valiente, pero no me subo a la atracciones de feria.

23.- Me río muy fuerte, a veces, sin tener en cuenta que no estoy sola. Cuando me encano de risa, guiño un ojo sin darme cuenta y se me ve toda la fila inferior de los dientes.

24.- No cocino bien, ni tampoco lo intento, es una de esas cosas a las que no les doy la importancia que se merecen, pero que pretendo cambiar algún día.

25.- Me cuesta llorar en público y, en cambio, soy un mar de lágrimas con las películas de dibujos animados.

26.- Pongo la música muy alta en el coche y suelo hacer conciertos en los semáforos, me mire quien me mire, corro más de lo necesario con él, creo que hubiera podido llegar a ser una de esas conductoras de primera.

27.- No me gusta el fútbol ni los toros, pero voy sin rechistar al menos una vez al año, por hacer feliz a alguien.

28.- Soy paciente con todo el mundo menos con los críos, admito que no se me dan nada bien, supongo que algún día eso también cambiará o me cambiará. Siempre he pensado que se debe a que nunca he tenido ningún contacto cercano con niños pequeños.

29.- Canto y toco la guitarra a deshora y canturreo letras que no me sé pero que improviso volviéndolas indecentes, esa sí es una de mis grandes pasiones: la bendita y mágica música.

30.- Los tiempos de las duchas se me van de las manos, no sé lo que son los «diez minutos y vuelvo», siempre tardo más de lo que había previsto y, en consecuencia, siempre llego tarde a todos los sitios. Nunca he perdido un avión pero hace poco perdí el tren de camino a casa sin demasiados desajustes en el plan previsto; y todo pese a que, siempre, siempre, siempre llevo reloj de pulsera, los coleciono desde hace años, de cualquier forma, tamaño, marca o color, son una escondida pasión que se acrecenta con el paso de los años.

30.- Me gusta llevar gafas de sol, disfrazarme en fiestas, toque o no toque y confieso que hago el cuadro sin remordimientos; el ridículo y yo nos llevamos muy bien desde siempre, suele hacerme compañía, como mínimo, una vez cada noche.

31.- Me pinto los labios de rojo porque dicen que, a las rubias, nos sienta muy bien.

32.- No llevo tanto escote como antes, supongo que eso se lo debo a algún exnovio celoso.

33.- Me gusta llevar americanas de traje y camisas aunque no tenga que trabajar, me siento importante con ellas.

34.- Como helados en invierno, son mi pasión y mi ruina.

35.- Me pasaría la vida viajando, pienso que es la mejor forma para abrir la mente y el corazón.

36.- En cambio, no me gusta la comida china ni la japonesa, sólo la italiana y la tradicional española, para demasiadas cosas me considero «sota, caballo y rey», es decir más simple que el mecanismo de un yoyo.

37.- He montado a caballo alguna vez pero no lo suficiente como para engancharme, pero podría a acostumbrarme.

38.- Me encantaría saber tocar el piano y hacer mis propias canciones, pero aún no ha llegado el día en el que pueda vivir de eso.

39.- Me encanta bailar salsa y ponerme guapa para las bodas.

40.- Me enamora la nostalgia de los aeropuertos y las estaciones de tren.

41.- Me divierte conocer gente en bares y mirar fijamente a desconocidos en el metro. Siempre me fijo en las portadas de los libros de los que se sientan a mi lado.

42.- Sé bucear y hacer macarrones a la carbonara.

43.- Los días de lluvia me entristecen si no tengo una grata compañía cerca.

44.- Me pinto las uñas con impaciencia y mucha prisa, suelen arañar porque no me las termino de limar del todo.

45.- Siempre he sido rubia, pero me hago mechas, el tiempo pasa y he mutado a castaña clara pese a mis rezos.

46.-Nunca madrugo si no es obligada por las circunstancias de mi trabajo, al que adoro y admiro cada día un poco más.

47.- Odio ser dependiente de mis amistades pero sé que ellas hacen mi vida, una más interesante y plena, me hacen parecer y ser mejor de lo que, en realidad, soy.

48.- Veo poco la tele, soy más adicta a las tardes frente al ordenador.

49.- Cuando me concentro en algo, como un libro o una película, puedes gritarme o agitarme que no me enteraré hasta que no te pongas en medio.

50.- Me ponen los cavernícolas, prehistóricos, simples hasta más no poder, pero que convierten «hacerme reír» en una forma de vida. No puedo evitarlo, esos que no se afeitan, que tienen las facciones marcadas y que dicen tantos tacos como yo.

51.-Se me conquista con el humor y la desvergüenza.

52.- Tengo sueños y lucho por ellos, sé que el camino no será fácil pero que merecerá la pena, ahí entras tú.

53.- No quiero que cambies ninguna de mis ideas y, mucho menos las cosas que me definen como esta pequeña lista que acabo de enumerarte. Tengo muchas más cosas que contarte, están a buen recaudo, pero eso lo debes descubrir, respetar, amar y proteger el resto de nuestros días.

54.- Te juro que siempre tendremos el misterio y las ganas de conocernos de este principio.

55.- Porque, evidentemente, tú tendrás lo tuyo también, me niego a pensar que serás uno más, una sombra social o un rutinario por defecto.

56.- Quiero sal, duende y rumba en mi vida. Quiero levitar y vibrar con cada beso y salivar cuando te vea entrar por la puerta.

57.- Me derrito pensando en ese momento, ese que llegará más pronto que tarde.

58.- Simplemente te aviso, no quiero que luego te lleves un fiasco, cada uno somos lo que somos, te prometo que nunca cambiaremos, el uno del otro, nada que no sea para mejorarnos como seres humanos.

59.- Aprenderé mucho de ti y tú de mí y cederemos porque tendrá que ser así pero no renunciaremos a nada, simplemente, nos dejaremos llevar por la corriente de nuestros marcapasos.

60.- También te advierto, no soy mujer de serenatas, no quiero cartas escritas a mano, versos improvisados fruto de la embriaguez ni nada de cenas románticas a la luz de las velas para aparentar, se me marchitan las rosas de vendedores ambulantes, lo nuestro será y tendrá mucha clase, será otro rollo, uno que aún no se ha inventando ni visto, un mundo de esos que existirán en el momento en el que nos conozcamos. Creo en el destino y el fuego de tus ojos.

Bienvenido futuro, te estoy esperando.

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Si sabes lo que sientes no dueles, no eres un peligro para los demás.

Crees que ya ha pasado, que la herida se ha cerrado, que nadie verá esa cicatriz, que te maquillarás, te pondrás guapa, conocerás a alguien y todo volverá a seguir igual, tan bien como antes. El tiempo pasa, cose y cura un par de rasguños internos, te vuelves a sentir fuerte, mágica, llena y viva porque crees, sueñas y quieres pensar que nada quebrará el blindaje, le pones el chaleco antibalas a tu corazón, te revistes con una armadura toledana, te proteges con todas las armas que conoces e investigas a todas las nuevas para no dejar fisuras en tu defensa, pero siempre, siempre, siempre… hay algo con lo que no cuentas, con que aquello que te mató y que te dejó moribunda en la cuneta del camino que hacíais juntos… vuelva.

Entonces no sucede el milagro, tu cuerpo no se hace inmune, o al menos, no tan pronto. Cuando vuelve, no hay tiritas posibles, alivio ni remedio para el veneno que sin que tú misma lo supieras, sigue corriendo por tus venas, pasivo pero más letal que antes, vuelve la criptonita, la pérdida de fuerzas, la debilidad, las mareas y los mareos, las náuseas por el vértigo de la incertidumbre, vuelve punzante como un taladro sin intermitencias, perenne, latente, sin clemencia ninguna, impía como la peor de las suertes. Y es entonces cuando se te paraliza el cuerpo, se te abren más los ojos y un aliento vacío de vida es expulsado desde tus entrañas para colarse entre los dientes medio abiertos por la impresión, esa es la forma en la que tu cuerpo te pide que reacciones, es su forma de quejarse para pedirte que tengas ahora la valentía que se rindió a la dependencia de un mal amor, es el grito de justicia involuntario, que llama a la cordura y a la razón del subconsciente para no volverse a caer al fango de las lamentaciones pretéritas.

Podría decirse que es incluso un movimiento reflejo, de esos que nacen improvisados, sin pensar pero que tu cuerpo, en un momento de pánico, emana para aferrarse a la supervivencia como si aullase en medio del océano para que el destino le acerque una madera a la deriva que la salve de esa angustia de desesperanza.

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Y, ahí, en mitad de la nada, con el dolor salivando porque te va a tener de nuevo para él solo, tu última oportunidad para salvarte, te dice que si no lo haces, no podrás volver a mirarte en el espejo y que esa gente, a la que esperas conocer en un futuro, nunca te reconocerá si te pierdes ahora.

Tu vida en un fotograma de tus memorias te da la respuesta: RESPIRA, estás viva. Quédate donde estás, no te ahogues, no se ha movida la tierra, no tiembla el mundo bajo tus pies, eres tú la que quiere saltar de nuevo a pozo de sal sin tierra, quédate aquí, en este lado de la orilla. RESPIRA, sólo es algo que se llevará el viento: arena.

Más de 30.000 visitas, esto hay que celebrarlo cómo se merece: RUMBA VAA!

Más de 30.000 visitas, esto hay que celebrarlo cómo se merece: RUMBA VAA!

MUCHÍSIMAS GRACIAS A TODOS LOS QUE ME DEDICÁIS CINCO MINUTILLOS DE VUESTRO TIEMPO, que me leéis, que me hacéis comentarios y que me hacéis sentir como en casa y que todo lo que escribo tiene algún significado, la verdad es que vosotros sois la razón por la que escribo, pensar que lo que publico o escribo le llega a alguien y sirve para sacaros una sonrisa en el mejor de los casos o una reflexión en otros… es la mejor razón, la única. GRACIAS, un brindis por vosotros, me emborracháis de felicidad. GRACIAS, sois de lo mejor que me ha pasado, una verdadera inspiración, a todos vosotros musas invisibles pero latentes, gracias. Gracias siempre.

Hasta pronto…

¡Queridos lectores!

Me voy unos días a Londres a encontrarme con grandes amigos del próspero pasado, esos que, aunque están lejos, hacen que mi presente brille y mi actitud no decaiga. Les debo mucho, voy a ver si con mi visita les compenso, aunque sea con una pequeña dosis, sé que les servirá de gran ayuda. A mi también me sirven de terapia, son esos incondicionales que todos sentimos muy cerca, sea cual sea su paradero.

Os escribo porque, posiblemente, me ausente del blog hasta el día 11, he dejado programadas algunas publicaciones, pero no podré responder a vuestros comentarios hasta entonces, os deseo un feliz año y FELICIDAD en esencia, que para eso es la vida: para gozarla.

Os dejo mi más caluroso recibimiento para los nuevos y un gran abrazo a los asiduos…

¡HASTA PRONTO SEÑORES, ME VOY DE VACACIONES!

VIAJAR

Feliz cumpleaños…

Cariño te estoy llamando, no he podido hablar contigo antes, acabo de llegar a casa hace un poco, he tenido un día de locos. Espero que el tuyo haya sido de esos fáciles en los que sueles flotar en vez de andar, te mereces que todos los de tu vida sean así. Por ser no un hombre diez, sino EL HOMBRE por excelencia, inteligente, responsable, maduro, loco a tu manera,amable con todos, perspicaz, astuto, listillo pero sin pasarte, seductor hasta darme rabia, atractivo, con luz, gancho y toda la actitud para triunfar en esta y cualquier vida. Señor, es un placer ser su amiga, saber de tu día a día y que me elijas como compañera de fiestas para las risas y para las preocupaciones, eres un puente fantástico entre mi yo de antes y el de ahora, eres un ejemplo de amigo, pero sobre todo de persona, honrado y noble como nadie que haya conocido, no conozco en ti traiciones, sólo sabores de muchos mañanas juntos. Gracias por darme y ser eso y mucho más en mi vida. Estoy convencida de que eres el recuerdo que está por llegar y que nos llevará toda la vida crearlo, porque sé que pase el tiempo que pasé estarás ahí para mí y yo no me moveré de tu lado. Gracias querido amigo y hermano, te echo de menos, pero sé que todo está bien entre nosotros, es algo que tenemos que pasar, una etapa más, pero hay algo que no cambia, aún siento esa sensación que dije alguna vez, (no sin crear disputa), ya sabes, esa de que por ti me cortaría un brazo.

Besos y…FELIZ CUMPLEAÑOS.

Tuya siempre mi Adriano.

amigos

«LA DICTADURA DE TU AUSENCIA»

cama vacíaSin ti la vida no es vida, desde que el destino te ha secuestrado, no me queda más remedio que verte con otros ojos, para mirarte sin verte, no me doy cuenta pero estoy aprendiendo a vivir sometida a la dictadura de tu ausencia…

No sé qué hacer que no implique echarte en falta, hablarte bajito aunque no me oigas, te susurro; todo es inevitable. Sé y siento que estás cerca, aunque a miles de kilómetros de aquí. No levanto cabeza y, por eso, porque me debo a mí misma quererme más que a ti, aunque nunca haya sido así, he decidido odiarte, odiarte mucho y muy fuerte, te lo mereces por haber aceptado tan pronto la derrota de no vernos. No te lo perdono.

Es cierto que la distancia ayuda, es sabia consejera y, con el tiempo, se ha convertida en una confortable aliada, me invita cuando puede a dejar de pensar en ti, yo no le hago mucho caso, ella se siente rechazada, pero tampoco le llevo la contraria, no es bueno tenerla en contra y empiezo a pensar que sólo quiere lo mejor para mí. A veces se me presenta como un examen tan complejo como jodido, lleno de preguntas que no he estudiado, de las que ni siquiera por intuición puedo adivinar de qué tratan. Te juro que no hice quiniela, no dejé parte del temario sin mirar, por ti me bebí los apuntes y el miedo a fracasar, me sé todo lo que podía necesitar para tenerte cerca, nunca hice nada para que te fueras pero tú, mal profesor, no hiciste nada por entender mi letra, te limitaste a no aprobar poniendo tierra por medio, y yo, ignorante, necia y convencida de que esta relación no se acababa sino no era con la tierra encima, es decir, enterrada. ¡Qué equivocada estaba! Ahora, es posible, que empiece a darme cuenta…

Como decía el único modo de respirar sin exhalar dudas sobre qué pasará con nosotros es pensarte como lo que no eras conmigo, un tipo despreciable del que nunca me enamoraría. Claro que eso era cuando te conocía, cuando sabía que nunca pondríamos caducidad a un vínculo como el nuestro, cuando sabía que quería pasar todos los domingo de mi vida contigo. En fin, no nos hagamos mártires por un imposible. Asumo que ya está, te fuiste en pos de una novia llamada suerte y del maldito padrino conocido como futuro.

No hay más, la alternativa para salvarme es concebirte como todo lo que me hace daño, así que óyeme bien:

-Le doy la bienvenida a tu nuevo “tú”, el que ha llegado cuando te has ido, ese que no me habían presentado y al que le he tenido que invitar a un par de rondas de mi vida, disfrazada de la mejor anfitriona, pero eso se acabó. Eres el adiós con acuse de recibo, no estás y eso, ahora, me ha quedado claro. Y, además, eres todo lo que está demás:

La impotencia del roquero alopécico.

La risa floja pero histérica.

El último día de verano.

Las cartas que no llegan.

Las prisas del que llega tarde.

El beso que no se da.

El regalo que se piensa pero no se compra.

El yan sin el ying.

El chicle que se pega en el zapato.

La moderna pasada de moda.

La mueca en un muñeco.

El bautizo de los anónimos.

La víspera de la caída.

El ensayo después del estreno.

El precipicio que acoge todos nuestros besos suicidas.

Eres los nervios de la espera y la desesperación en esencia.

La sobredosis de cariño convertida en agobio.

El mareo en un marinero novato.

La tartamudez en un comercial.

El hipo causado por la embriaguez.

La tempestad sin calma.

El paso de los años.

El semáforo en rojo.

La soledad en Navidad.

La personalidad gris.

La ingenuidad en un sabio.

Las malas noticias.

El dolor de espalda.

La brusquedad en un tango.

La nota desafinada.

El cubano sin ritmo.

El tropiezo en un gran bailarín.

La resaca al madrugar.

La mala educación.

El sudor del que es juzgado.

El “te quiero” que se dice por decir.

La garganta del ahorcado.

El maquillaje de la tristeza.

Los celos en los recién casados.

El hielo en un corazón.

La llamada de emergencia desatendida.

La lágrima que cae al mar.

La opacidad de la mirada sin alegría ni vida.

La pereza de madrugar.

La gula de las fiestas.

La paciencia en un esquizofrénico.

La angustia de la despedidas.

El mensajero que tengo hoy que matar, porque eres el amante pródigo que no volverá.

Eres una vida sin ti, algo que no quiero, o no quería, pero el vacío de no tenerte ha empezado a devorarme por dentro, como una úlcera o una fobia. Pero ya está bien, no doy ni un paso más, no viviré más tiempo para perderlo; necesitaba decírtelo aunque no lo leas, aunque esto sólo sea una torre de arena, necesitaba expresar cuánto te echo de menos, decirte que te quiero y que te vaya bonito, acompañado de este adiós que es lo último, te lo juro, que por ti escribo.

 

«Una santera en Madrid»

Hace unos días hice Skype con cuatro amigas, la situación fue la siguiente:  tres en Valencia, otra en Londres y yo en Madrid, celebrábamos que Couquis se va a Nueva York en unos días, la historia empieza como una película “dominguera” de antena tres, pero os prometo que el argumento es un poco mejor. Para arrancar esta historia que empezó hace muchos años, debo asumir un riesgo, el de emplear un léxico propio de una octogenaria: ¡Dios mío, cómo avanzan las tecnologías! Es un verdadero gozo poder estar tan conectados sea cual sea el meridiano en el que nos encontramos.

Todo esto me hizo cavilar, porque es por estas cosas, por las que te vas dando cuenta de que pase el tiempo que pase, siempre nos dedicaremos un hueco en la memoria, en el corazón, en las venas, en las entrañas… son esa gente que te ha hecho ser como eres, que te conocen de “pe a pa”, sin mascaras ni maquillaje, con tus “pocas luces” y tus muchas sombras esporádicas, conocen tus leyendas negras y celebran tus éxitos tanto como tú mismo. Te quieren, habiendo contado contigo las veces te has caído y saben cuantas más, te has levantado y te levantarás, sin rechistar; porque no son un triste bastón, son las muletas que te hacen recuperarte de cualquier mal golpe, físico o mental. Son las tiritas que te pone, sin prisa, el tiempo; ellas son capaces de sanarte con un paseo sencillo por “los viejos tiempos”.

Son las personas en cuya voz recuerdas las mejores anécdotas de tu vida y que, aunque ahora estamos donde estamos, siempre sabes que nada ha cambiado, que cuando os volvéis a ver, surge esa energía que se reserva para las grandes ocasiones, que las chispas se preparan para saltar porque esa noche toca un festival y… dos y…. tres y… todo lo que aguante el cuerpo hasta que te duela la tripa de tanto reírte.

Ellas, señores míos, no son sólo la niñez que regresa a sentarse a tu lado en forma de guiño o de travesura; ellas, son mucho más. Suelen vestirse de la mano que te agarra tan fuerte que no puedes negarte a seguirla, otras son el eco de tu conciencia y de tu tranquilidad porque impregnan con su forma de ser, “un estoy aquí” tan fuerte, que se te tatúa con todo el cariño en las memorias del corazón. .

Ellas, ellas, ellas… son un pasado, un presente y un futuro, ellas y cada una de las personas que están y han estado en mi vida me han convertido en lo que soy, con cada anécdota compartida, con cada risa y con cada lágrima también. Porque si hay algo que sabemos y solemos hacer, es eso: contar una y mil veces las mismas vivencias, los despistes, “las pasadas de rosca”, los tropiezos más graciosos, las salidas más nombradas, esas cuyo eco durará siempre y que conocerán, sin duda, nuestros hijos. Porque hay una cosa clara, pertenecer a un mismo pueblo te da esa vida, esa experiencia y esa visión distinta, compartes algo indivisible, un nexo inexplicable que te hace afín por naturaleza y por esencia desde que abres los ojos por primera vez. Siempre he pensado que cuando mis hijos crezcan recorrerán los mismos paisajes abandonados en los que hemos inventado mil historias, tendrán bicicletas “destartaladas” como nosotras y serán amigos siempre: como nosotras. No harán falta chimeneas en torno a las que sentarse para recrear leyendas o cuentos de ficción, nosotras habremos tenido una vida mucho más plena, una real. Y es que, cada una, lejos o cerca, lo que hacemos es vivir, sabiendo que aunque hemos dejado grandes cosas atrás, aún no quedan muchas cosas que vivir juntas, porque hay cosas que por más que mires, no ves otra alternativa, estamos conectadas y sé que siempre tendremos un hueco para poner en nuestros presentes, sea por Skype o por carta, me da igual, sé que estáis y estaréis ahí.

¡¡Os mando un “hasta pronto” en forma de beso y un fuerte abrazo (de esos en los que miras a la otra persona con cara de “te estás pasando”)!!

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Laurica, Yegua, Couquis, Herreras (mayor y pequeña)… MUCHAS GRACIAS por ser como sois. Estoy muy orgullosa de vosotras y sé que aún lo estaré más, porque cada una brilla con luz propia y, entre todas, no dejaremos que esa llama se apague nunca.Un placer coincidir con todas vosotras. Pronto nos veremos…

Chicas os deseo la mejor suerte. Se despide de corazón esta santera en Madrid.