«Si no vives como quieres, no has comenzado a vivir»

No sé si se llama “deformación profesional” o sentido común. Pero tiendo a pensar que la mayoría de las personas que trabajan “cara al público” carecen de la formación adecuada o, directamente, de formación. No muestran una sonrisa o un tono alegre, han desaparecido hasta los cordiales “buenos días”, escupen los “qué quieres” o en su defecto un “qué te pongo”. ¡Vamos a ver señores, alegría!

El caso es que es, constantemente, me topo con esas personas alienadas en sus puestos de trabajo. Sí, alienadas, porque… ¡están viviendo una vida que no es la suya! ¡Una vida que no quieren! Es una vida que no les pertenece, creo que ya he dejado claro en otros posts, la necesidad de perseguir los sueños, pero es que no entiendo como aún así existe gente que, teniendo la oportunidad, no se manifiesta en pro de sus intereses. ¿Dónde está el amor propio, las ganas de superarse o la bendita ambición por mejorar? Sueños y más sueños que se convierten en pasados prósperos, pero ¿de qué sirve un pasado sino construye un gran presente-futuro?

Hoy construimos un mañana, no para el vecino ni para reducir la capa de Ozono, ni siquiera para nuestros hijos, sino para nosotros mismos. Entonces ¿por qué no afrontamos de una vez el presente y comenzamos a luchar por lo que de verdad importa? ¿Por qué seguimos siendo ganado, prole, una masa inane e inerte?

¡Qué rabia me da ver a gente sin ganas de trabajar, desmotivados, que no aprovechan la oportunidad que tienen. Sólo tienen que echar un vistazo a su alrededor para saber que muchas de las personas con las que se cruzan a diario, darían casi todo lo que tienen, por ocupar un puesto de trabajo.

En fin, a estas alturas del partido, no vamos a educar ni a inculcar valores que no se han aprendido, pero como reprimenda creo que tenemos que usar más a menudo las hojas de reclamaciones y dar toques de atención a quienes nos infravaloren, somos clientes, tenemos el poder, pero no sólo eso, tenemos herramientas como las redes sociales para poner los puntos sobre las “íes”, así que salgamos a la calle cargados de la ilusión y las palabras necesaria para merecer y defender lo que tenemos, agradezcámosle a la vida lo que nos ha dado y, por favor, cuidémoslo.

Confiemos en que el final será feliz (tiene que serlo), pero hagámosle honor a nuestras promesas, nada de tirar la toalla cuando las cosas se tuerzan.

Así que…¡ADELANTE MIS VALIENTES!

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